Iniciar este escrito en el que se habrá de criticar mi propia práctica docente implica, entre otras cosas, una sinceridad cabal y un ejercicio de autoconciencia profundo, no estamos muy acostumbrados a hablar de nosotros como modelo a criticar (por lo general solo compartimos lo mejor que nos ocurre en el aula, y pareciera que solo tenemos aciertos en cada clase). Isabel Rael (2009, pp. 1) nos menciona que todo cambio es ecológico, y que tarde o temprano acabará por impactar en todos los miembros del colectivo y en todas las áreas de la institución, viene a mi mente el trabajo que como Educación Especial estamos realizando hoy en día, aunque en teoría solo atendemos a menos del 10% de la población total de alumnos y a casi cerca del 50% de la planta docente de la escuela regular, si realizamos un trabajo de calidad, si en verdad trabajamos en beneficio de los alumnos con alguna NEE, tarde o temprano la escuela entera habrá de involucrarse en el tema y por lo tanto podremos hablar de formar: escuelas integradoras. Si el cambio no impacta de manera general todo el contexto, no se puede hablar de cambio, sino de acciones aisladas que no darán los frutos que de ellas se esperan.
A raíz de esto se podría determinar el famoso móvil o problema del que nos habla Ximena Zamorano, el sentido de la reflexión habrá de ser el impacto real de mis acciones como maestro de apoyo, no solo si realizo las Evaluaciones Psicopedagógicas o las Propuestas Curriculares adaptadas, el verdadero móvil habrá de ser si estos instrumentos de trabajo realmente benefician la escolarización (integral) de cada alumna y de cada alumno. Por ello cada actividad de reflexión acerca de mi práctica parte de determinar y reconocer plenamente el aquí y el ahora (Zamorano, pp. 78) al hablar de actividades sociales, la educación que se realiza acompañada de los servicios de apoyo de Educación Especial (las USAER) nos situamos en dos colectivos, por un lado todo el equipo de Educación Especial (los maestros de apoyo, el psicólogo, la trabajadora social, la maestra de comunicación y el director) y por otro todo el personal de la Escuela Primaria Regular, ambas instituciones habrán de realizar una buena programación del proceso de atención si es que se quieren garantizar resultados, ya por su parte cada maestro de apoyo habrá de estructurar (Planificación, medios y formas de difusión, implementación y desarrollo y la evaluación de su sistema de trabajo) su sistema de investigación para valorar el impacto real de su trabajo, no solo con sus alumnos sino de manera general en el avance que muestre la sociedad escolar en cuanto al tema de la Integración Educativa de alumnas y alumnos con NEE. Estoy de acuerdo con Isabel Rael en que la investigación permitirá satisfacer necesidades de retroalimentación (2009, pp. 2), si se consolida realizar un trabajo sistemático de investigación acerca de la propia práctica docente, se podrán tomar decisiones de cambio o permanencia de estrategias e instrumentos de intervención docente, ya que se podría contar con un registro puntual y verídico de lo que se ha hecho y de lo que se ha o no obtenido.
Antes de iniciar en mi USAER un trabajo de investigación debo tener en claro que la mayoría de las veces la distribución del trabajo entre el colectivo no es equitativa (Zamorano, pp. 80), difícilmente se puede llegar a tal categoría de organización, reconociendo la diversidad de personal que existe en cada centro de trabajo (en mi escuela laboramos cerca de 30 personas) habrá ocasiones en que se requiera más la participación o intervención de cierto compañero o compañera, el colectivo habrá de reconocer que tal compañer@ es más capaz o tiene mayor facilidad para desarrollar con éxito la comisión en función, y no se trata de “echar la bolita” solo a unos cuantos sino de que siempre se cuente con la disposición del personal, de TODO, para cuando se necesite, siempre para bien del colectivo y de la Institución misma.
No estoy de acuerdo con Zamorano cuando menciona que el novato debe padecer para merecer, tampoco se trata de estigmatizar buenos y malos en las escuelas, otorgando siempre las etiquetas de malos y viciados al personal de mayor antigüedad, y las de innovador y mártir al maestro de nuevo ingreso a la Institución, no es una constante que se pueda afirmar categóricamente acerca de que las opiniones de los novatos o de menor antigüedad no sean tomadas en cuenta, al menos no en la mayoría de los Centros de Trabajo que me ha tocado conocer, hay algo que si no se puede mezclar y son los derechos laborales (antigüedad, escalafón y ascensos, así como contar con una base y pertenecer a una agrupación sindical) esas situaciones no son negociables por más que alguien intente justificar el beneficio que traería a la escuela el hecho de pasar por alto o violentar alguno de estos derechos. Lo que cada uno puede aportar (sin importar los años de servicio ni de experiencia) siempre y cuando se haga con el respeto debido, habrá de ser acogido de buena voluntad por el colectivo, ya que es una parte del buscar el perfeccionamiento del equipo docente (Rael, 2009, pp. 5). En mi centro de trabajo se ha entendido que de poco servirá el hecho de que un docente sea excelente en actualización y en estudios de posgrado sino logra involucrar a sus compañeros en la dinámica de innovación, ya que no es él solo ante los retos y problemas que se plantean en las aulas, es el colectivo en su conjunto el que habrá se librar tales dificultades en beneficio de TODOS, de ahí la importancia de reconocer que se debe avanzar y crecer juntos, para poder lograr un verdadero cambio en el aula, en la escuela y en la sociedad. Solo si el colectivo mejora, es decir, cambia para bien, se podrá reafirmar el principio de que un cambio siempre es Ecológico.
Los apuntes de las autoras verdaderamente me invitan a reflexionar acerca de qué tanto reflexiono acerca de mi quehacer docente, que tanto sistematizo y profundizo en los resultados que obtengo en cada una de mis intervenciones docentes (ya sea con alumnos, con maestros de la escuela regular o con los padres de familia) lo importante es contar con un respaldo que dé cuenta de lo que estoy haciendo, de pertinencia de mis planeación semanal y la eficacia y eficiencia de las adecuaciones curriculares diseñadas y llevadas a las aulas para lograr los aprendizajes que se espera el alumno logre; sinceramente la investigación de mi propia práctica no es un ejercicio que realice con frecuencia, pero a partir de este análisis le otorgo su valor e importancia así como la necesidad de utilizarla para poder contar con una retroalimentación acorde a mi realidad, una retroalimentación que sustente las modificaciones y variaciones que habré de incluir en mi trabajo diario, no como ocurrencia o como improvisación, sino como resultado de un verdadero proceso de análisis del trabajo diario.
Maestro Yván:
ResponderEliminarme parece muy interesante su escrito sobre su práctica docente, es importante que nos lo comparta. De esa manera podemos saber sus experiencias. Lo felicito profesor.
Joel
Muchas gracias maestro JOEL, y claro que sí me es grato compartirlo
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